Dicho así en abstracto, todo esto es un poco duro, pero pongamos un ejemplo. En este caso, vamos a hablar de una actitud hacia Cristiano Ronaldo como jugador de fútbol. Es socialmente relevante, así que, puede ser objeto actitudinal.
Ahora veamos algunas características para poder analizar las actitudes:
- Valencia o dirección: si el tema me parece bien o mal. O sea, si Cristiano es bueno o malo jugando.
- Intensidad o polaridad: lo cerca que está de los extremos, o sea si me parece que Cristiano es "muy" bueno/malo o "un poco" bueno/malo.
- Estabilidad: la capacidad de permanecer en el tiempo, o sea si lo sigo creyendo de una temporada a otra o una mitad a otra del partido.
- Resistencia: lo que aguanta mi actitud cuando me dan información de la valencia opuesta, o sea si aún me parece bueno aunque me digan que ha perdido 20 balones en la primera parte, o del mismo modo, si me sigue pareciendo malo aunque me digan que es de los máximos anotadores de esta temporada.
- Accesibilidad: la facilidad con que recurro a mi actitud cuando me presentan el objeto, o sea si en cuanto oigo hablar de Cristiano tengo que decir que me encanta o si puedo aguantármelo.
- Importancia o centralidad: define lo importante que es la actitud para mi identidad, o sea si aguantaría cambiar mi actitud sobre Ronaldo sin desmoronarme psicológicamente.
Bibliografía:
- Briñol P, Falces C, Becerra A. Actitudes. En: Morales JF, Moya M, Gaviria E, Cuadrado I. Psicología Social. 3ª ed. Madrid: McGraw-Hill; 2007. p. 457-490.