Hoy quiero comentar un concepto interesante que seguro que vais a
incluir en vuestro vocabulario. Es la infoxicación. Obviamente es una pintoresca mezcla de información e intoxicación. Pues esto no es otra cosa que un exceso de información. Seguro que os ha
pasado alguna vez: tener tantas cosas que leer que simplemente no puedes
leer ninguna. La infoxicación deriva muchas veces de un exceso de deseo de información que nos lleva a coger más de lo que podemos gestionar. Pero ojo, que el
vernos sobrepasado por toda esa marea de información puede afectarnos
más de lo que creemos, desde simplemente perder eficiencia en nuestro
trabajo, hasta realmente provocar un desmayo. De hecho el síndrome
vaso-vagal o el síndrome de Stendhal podrían considerarse como tipos de
infoxicación. Estos dos fenómenos implican mareos y hasta la pérdida de consciencia porque hay demasiada información a la que prestar atención (en el síndrome vaso-vagal se suele referir a una habitación llena, con una
temperatura muy alta y mucho ruido y el síndrome de Stendhal
teóricamente es por exceso de belleza). Y es que el problema es que la información también es un estresor porque requiere energía para gestionarla.
Realmente,
la forma de protegernos frente a la infoxicación es tener claro qué
queremos saber y de dónde queremos oírlo, e ignorar el resto (para lo que la meditación es una herramienta de incalculable valor). En resumen, hay que tener un buen
filtro para evitar la información poco relevante que nos distraiga y nos
consuma recursos sin producir ventajas.
Este concepto se lo debemos a Alfons Cornella, cuya entrada al respecto enlazo aquí.
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