martes, 1 de julio de 2014

Efecto piezo-eléctrico fascial o una corriente de energía

Después de hablar de todas las características asombrosas de las fascias, debo hablar de una capacidad muy poco explorada: su efecto piezo-eléctrico.

Pero antes hay que señalar una cosa: las fascias (y muchos tejidos corporales) se comportan como cristales. Pero ¿qué es un cristal? Se llama cristal a todo sólido con una organización regular (un patrón que se repite a lo largo del sólido), sin embargo en el cuerpo se comportan más bien como cristales líquidos.

El efecto piezo-eléctrico es un fenómeno en el que un cristal (normalmente se habla de sólidos, y no de líquidos) desarrolla un potencial eléctrico al ser sometido a tensión mecánica.

Bien, pues las fascias tienen esa misma capacidad, lo que significa que cualquier movimiento generará una corriente. Y además, el colágeno es un semiconductor, por lo que no encontrarán demasiadas barreras para viajar por todo el tejido conjuntivo. Estas corrientes son captadas e interpretadas por los fibroblastos, que les llevará a generar más o menos colágeno. Esto relaciona la cantidad de movimiento con la cantidad de colágeno que hay en las fascias. Sin embargo lo más importante para la función de las fascias es cómo se orientan esas fibras. Así que ¿cómo se pueden orientar las fibras por sí solas? Pues parece que se orientan en base a esa corriente también, tal y como lo haría la aguja de una brújula con el campo magnético terrestre.

Todo esto explica cómo se organiza en base a las tensiones un tejido con tan pocas células, y por qué la falta de movimiento (y por tanto de tensión y de corriente piezo-eléctrica) puede llevar a la desorganización y a la rigidez de ese tejido. Pero quizás es más importante que existe una forma de comunicación enteramente fascial que prácticamente desconocemos. No sabemos qué componentes pueden recibirla o interpretarla ni si es dependiente o no del sistema nervioso o es algo totalmente distinto...

Sin embargo, dejando correr un poco más la imaginación, una corriente que viaja por las fascias (que no es de origen neurológico) hace pensar en el Chi o Qi de la Medicina Tradicional China o en el Prana del Yoga

Todo ha sido extraído de
  • Pilat A. Terapias miofasciales: Inducción Miofascial, aspectos teóricos y aplicaciones clínicas. Madrid: McGraw-Hill-Interamericana; 2003.
  • Myers T W. Vias anatómicas: meridianos miofasciales para terapeutas manuales y del movimiento. 2º ed. Barcelona: Elsevier; 2010.

miércoles, 25 de junio de 2014

Miofibroblastos o la reactividad fascial

Continuemos nuestro recorrido sobre las fascias hablando de un punto muy interesante: su estructura histológica.

Las fascias están hechas de fibras de colágeno y sustancia fundamental (principalmente). Pero debe haber un componente celular. Las fibras son sintetizadas y después expulsadas al espacio extracelular por unas células llamadas fibroblastos. Sin embargo en las fascias los fibroblastos no son iguales a los de los demás tejidos. De hecho, sus características los sitúan en algún punto (variable según los casos) en una línea entre los fibroblastos y las células musculares lisas.

Estos miofibroblastos no responden a ninguna señal neurológica (sinapsis), pero sí responden a la tensión mecánica y a ciertas sustancias (algunas los estimulan y otras los relajan). Además su contracción tarda 20-30 minutos en establecerse y se mantiene durante una hora. Todo esto hace pensar que no están diseñados para responder a una carga de corta duración, sino a una situación mantenida en el tiempo.

En origen estas células son fibroblastos normales, pero un exceso de tensión mecánica hace que se vayan convirtiendo poco a poco en miofibroblastos y se conecten a la red de fibras de su entorno, por lo que su contracción puede cambiar la tensión de su entorno y conseguir una fascia más rígida.

Una de sus características más interesantes es que se vuelven más contráctiles en un pH bajo (ácido), como el que se puede dar en una alteración del patrón respiratorio, ante estrés emocional o debido a una alimentación basada en productos que generen de ácidos, por ejemplo carnes (ácido úrico) y grasas (ácidos grasos).

Además en una situación patológica esta contracción puede ser la responsable de enfermedades como la de Dupuytren ("contractura" de la fascia palmar que provoca el cierre progresivo de la mano) o la capsulitis adhesiva de hombro ("hombro congelado").

Todo ha sido extraído de
  • Myers T W. Vias anatómicas: meridianos miofasciales para terapeutas manuales y del movimiento. 2º ed. Barcelona: Elsevier; 2010.

jueves, 22 de mayo de 2014

Microtensegridad o respuesta celular a cambios mecánicos

Si hace poco hablaba de la tensegridad como el modelo arquitectónico de la anatomía. Debo hablar también de su correlación a nivel celular.

Las células tienen un esqueleto interno llamado citoesqueleto que está formado por tres tipos de fibras: microfilamentos, microtúbulos y filamentos intermedios. Y no solo está diseñado para mantener la estructura física de cada célula, sino para sostener cada uno de sus orgánulos y asegurar la comunicación entre ellos incluyendo algún complejo actina-miosina, lo que permite un movimiento activo. Así que bien podría llamarse "aparato locomotor intracelular". Pues bien, resulta que el citoesqueleto también se organiza a través de un modelo tensegrítico. Los microtúbulos se corresponderían con las varillas rígidas que responden a la compresión (los huesos en el modelo corporal) y los microfilamentos se asemejan a las cuerdas tensadas que responden a la tensión (las fascias en el modelo corporal). De esta forma cualquier cambio mecánico que afecte a la célula se repartirá entre todos los componentes de ésta.

Además existen proteínas que atraviesan las membranas celulares de tal forma que pueden servir como comunicación con el exterior, entre ellas se encuentran todos los receptores de membrana que responden a los mensajeros químicos de las inmediaciones. Pues otro tipo de ellas son las integrinas, que responden no a cambios químicos, sino a cambios físicos. Esto significa que las células tienen también una regulación mecánica en base a las tensiones que recibe del exterior.

Sin embargo hay que prestar atención a un hecho: en ese citoesqueleto se incluye el núcleo celular. Esto se puede observar claramente durante la mitosis, en la que este citoesqueleto tira de la cromatina nuclear para llevar una carga completa de ADN a cada polo celular. Lo realmente interesante es que si cualquier cambio mecánico afecta a todos los componentes de una célula, también afectará al núcleo, y eso incluye la expresión genética. Pues esto se ha comprobado: cuando a las células epiteliales (que normalmente tienen forma aplanada para cubrir una superficie) se las obliga a tener forma esférica entran en apoptosis o "muerte celular programada". La posible explicación es que cambian su forma de actuar porque interpretan que hay demasiadas células en el tejido y deben sacrificarse.

Todo ha sido extraído de
  • Myers T W. Vias anatómicas: meridianos miofasciales para terapeutas manuales y del movimiento. 2º ed. Barcelona: Elsevier; 2010.

viernes, 16 de mayo de 2014

Tensegridad o la arquitectura de la vida

La "tensegridad"es un un modelo arquitectónico que fue estudiado por primera vez por R. Buckmister Fuller. Para construir algo tenemos que hacer frente a dos fuerzas: la compresión y la tensión, y por tanto combinar componentes que respondan a cada uno. Un muro de ladrillos responde a la compresión. De esta forma puede soportar el peso de un tejado o del suelo del piso superior. Sin embargo para que el edificio pueda responder a la tensión que le provocaría el viento hay que reforzarlo con vigas de acero. De esta forma se cubren ambas necesidades. ¿Y a qué viene esto? Pues a que en el fondo el cuerpo no es tan distinto de un edificio...

Este modelo (que explican muy bien Pilat y Myers: ver bibliografía) es una forma nueva de entender la arquitectura del cuerpo. En este modelo las estructuras están formadas por dos partes distintas: las varillas rígidas (en caso del cuerpo, los huesos=ladrillos) y las cuerdas tensadas (en caso del cuerpo el conjunto del tejido conjuntivo o fascias). Las varillas responden bien a la compresión, mientas que las cuerdas responden bien a tensión. Sin embargo deben organizarse de forma especial: los elementos rígidos se sitúan de forma discontinua (no se tocan entre ellos como los ladrillos), mientras que los que responden a la tensión se sitúan de forma continua. Y si pensamos en el cuerpo, en realidad los huesos no se tocan, siempre tienen tejido conjuntivo de por medio (cartílago, líquido sinovial, cápsula articular, etc en las articulaciones sinoviales o diartrosis como la rodilla; o por membranas fibrosas en las articulaciones fibrosas o sinartrosis como las articulaciones sacroiliacas). Pero lo realmente fascinante de estas estructuras es que reparten cualquier tensión que reciban entre todos los componentes de tal forma que disipan las fuerzas y las hacen más resistentes, por lo que pueden ser más livianas. Y ademas, como todos los componentes pueden moverse, pueden adaptarse a las fuerzas que reciben cambiando su configuración espacial.

Para entender realmente qué es una estrucura tensegrítica hay que verlas (si no construirlas: Myers tiene una descripción, y hay algún video demostrativo por ahí). Para ello recomiendo visitar dos fuentes:
  • Para ver modelos arquitectónicos: http://freiotto.com/FreiOtto%20ordner/FreiOtto/HauptseiteGross.html 
  • Para ver modelos anatómicos: http://www.intensiondesigns.com/
Bibliografía:
  1. Myers T W. Vias anatómicas: meridianos miofasciales para terapeutas manuales y del movimiento. 2º ed. Barcelona: Elsevier; 2010.
  2. Pilat A. Terapias Miofasciales: inducción miofascial. Madrid: McGraw-Hill Interamericana; 2003.

¿Qué son las fascias?

Seguro que habéis oído "Fascitis plantar", y si tenéis cierta curiosidad habréis preguntado:
¿Qué son las fascias?
Pues son el conjunto del tejido conectivo del cuerpo (para que nos entendamos, es como esa telilla fibrosa que tiene el pollo entre los músculos o ese enrejado que hay en ciertas partes de los filetes, según cómo estén cortadas las fibras). Históricamente este tejido ha sido despreciado porque en las disecciones (que obviamente han sido la forma clásica de acercarse a la anatomía y por tanto a la Medicina) parece una simple envoltura que hay que quitar para poder estudiar el tejido verdaderamente importante que hay debajo. Sin embargo, resulta que si se estudia con más detenimiento, ese tejido es continuo en todo el cuerpo. No tiene una sola rotura (en un cuerpo que no haya sufrido cortes, claro) y pone en contacto directo (con más o menos vueltas) el punto más alto del cráneo con la planta del pie. Esto ya abre una infinidad de posibilidades: ese tejido podría explicar relaciones entre patologías o lesiones que no tienen una proximidad inmediata.
Pero esto es solo el principio...

lunes, 27 de enero de 2014

Presentación

Obviamente hay que empezar con una presentación. Soy Alejandro Harriero Lozano. Estudié Fisioterapia y como buen hombre del Renacimiento siempre he tenido intereses muy profundos en muchas cosas. Amo el conocimiento. Soy y seré un alumno perpetuo. Y como tal siempre estoy en busca de maestros. Así que ése es el objetivo de este blog: convertirme en una especie de maestro para todos los que lo busquen. Así les podré hacer partícipes de aquello que he investigado y aprendido.

Debo adelantar cuanto antes que me moveré en ese límite incierto entre la ciencia y la fantasía. Y para ilustrarlo citaré a un profesor mío, que me tocó un poco por casualidad. Es de esas personas que siente pasión, y siento debilidad por esas personas. Cualquier cosa que te cuenten es bienvenida, porque te la cuentan con amor, porque han invertido no sólo esfuerzo en conocerlo e investigarlo, sino un tesón y dedicación que queda en pocos sitios. Bien, pues este hombre se llama Mariano Betés de Toro, alguien a quien admiro profundamente. A modo de pinceladas diré ha estudiado tantas carreras que no puedo ni recordarlas todas, creo que eran 7, y que es doctor en Medicina y Farmacia. Además dirige los estudios de posgrado de Musicoterapia de la Universidad de Alcalá de Henares, así que no es alguien sospechoso de ser un charlatán. Pues este hombre dijo:
"Si esta habitación es todo el conocimiento posible (un aula de la facultad de Fisioterapia, que son bastante grandes) el conocimiento científico es solo esta tiza (y ni siquiera era una tiza entera, sino solo un pequeño fragmento). Que no exista un conocimiento científico sobre un tema no significa que no sea verdad o que no se pueda conocer"

Con esta pequeña anécdota quiero resaltar la importancia de mantener una visión lo más aséptica posible, y con eso me refiero principalmente a no caer en la egolatría tan propia de la ciencia ortodoxa. No todo aquello que se desconozca debe ser imposible. Así que hoy mismo os animo a todos a repetir con verdadera honradez "Hay cosas que simplemente no sé". No tengáis miedo, nadie puede oiros.