Las fascias están hechas de fibras de colágeno y sustancia fundamental (principalmente). Pero debe haber un componente celular. Las fibras son sintetizadas y después expulsadas al espacio extracelular por unas células llamadas fibroblastos. Sin embargo en las fascias los fibroblastos no son iguales a los de los demás tejidos. De hecho, sus características los sitúan en algún punto (variable según los casos) en una línea entre los fibroblastos y las células musculares lisas.
Estos miofibroblastos no responden a ninguna señal neurológica (sinapsis), pero sí responden a la tensión mecánica y a ciertas sustancias (algunas los estimulan y otras los relajan). Además su contracción tarda 20-30 minutos en establecerse y se mantiene durante una hora. Todo esto hace pensar que no están diseñados para responder a una carga de corta duración, sino a una situación mantenida en el tiempo.
En origen estas células son fibroblastos normales, pero un exceso de tensión mecánica hace que se vayan convirtiendo poco a poco en miofibroblastos y se conecten a la red de fibras de su entorno, por lo que su contracción puede cambiar la tensión de su entorno y conseguir una fascia más rígida.
Una de sus características más interesantes es que se vuelven más contráctiles en un pH bajo (ácido), como el que se puede dar en una alteración del patrón respiratorio, ante estrés emocional o debido a una alimentación basada en productos que generen de ácidos, por ejemplo carnes (ácido úrico) y grasas (ácidos grasos).
Además en una situación patológica esta contracción puede ser la responsable de enfermedades como la de Dupuytren ("contractura" de la fascia palmar que provoca el cierre progresivo de la mano) o la capsulitis adhesiva de hombro ("hombro congelado").
Todo ha sido extraído de
- Myers T W. Vias anatómicas: meridianos miofasciales para terapeutas manuales y del movimiento. 2º ed. Barcelona: Elsevier; 2010.
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