Las células tienen un esqueleto interno llamado citoesqueleto que está formado por tres tipos de fibras: microfilamentos, microtúbulos y filamentos intermedios. Y no solo está diseñado para mantener la estructura física de cada célula, sino para sostener cada uno de sus orgánulos y asegurar la comunicación entre ellos incluyendo algún complejo actina-miosina, lo que permite un movimiento activo. Así que bien podría llamarse "aparato locomotor intracelular". Pues bien, resulta que el citoesqueleto también se organiza a través de un modelo tensegrítico. Los microtúbulos se corresponderían con las varillas rígidas que responden a la compresión (los huesos en el modelo corporal) y los microfilamentos se asemejan a las cuerdas tensadas que responden a la tensión (las fascias en el modelo corporal). De esta forma cualquier cambio mecánico que afecte a la célula se repartirá entre todos los componentes de ésta.
Además existen proteínas que atraviesan las membranas celulares de tal forma que pueden servir como comunicación con el exterior, entre ellas se encuentran todos los receptores de membrana que responden a los mensajeros químicos de las inmediaciones. Pues otro tipo de ellas son las integrinas, que responden no a cambios químicos, sino a cambios físicos. Esto significa que las células tienen también una regulación mecánica en base a las tensiones que recibe del exterior.
Sin embargo hay que prestar atención a un hecho: en ese citoesqueleto se incluye el núcleo celular. Esto se puede observar claramente durante la mitosis, en la que este citoesqueleto tira de la cromatina nuclear para llevar una carga completa de ADN a cada polo celular. Lo realmente interesante es que si cualquier cambio mecánico afecta a todos los componentes de una célula, también afectará al núcleo, y eso incluye la expresión genética. Pues esto se ha comprobado: cuando a las células epiteliales (que normalmente tienen forma aplanada para cubrir una superficie) se las obliga a tener forma esférica entran en apoptosis o "muerte celular programada". La posible explicación es que cambian su forma de actuar porque interpretan que hay demasiadas células en el tejido y deben sacrificarse.
Todo ha sido extraído de
- Myers T W. Vias anatómicas: meridianos miofasciales para terapeutas manuales y del movimiento. 2º ed. Barcelona: Elsevier; 2010.